Lo ha hecho junto al inefable abogado argentino Roberto Carlés, abortista, homosexualista y varios 'istas' más, pues a los dos les recibió el Papa Francisco. Sí, es cierto que la Iglesia se ha mostrado cada vez más alejada de la pena de muerte. En el Catecismo de la Iglesia católica se aclara que la pena de muerte sólo es admisible cuando es el único remedio de la sociedad frente a su agresor. El propio Catecismo de Juan Pablo II alegaba que esto se da tan pocas veces en la sociedad moderna que la pena de muerte no se condenaba de forma expresa.
Ahora bien, que estos dos pícaros, Zaragoza y Carlés, monten este numerito al tiempo que invocan la muerte del no nacido, representa la corrupción del concepto de pena de muerte. Ahora resulta que matar al culpable es una aberración y matar al inocente es un derecho.
Eulogio López
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