Urge que los obispos españoles se rebelen contra la dictadura cristófoba de los Picapiedra (Pedro Sánchez y Pablo Iglesias).
La Conferencia Episcopal Española (CEE) comenzó de una forma timorata ante el poder cristófobo de Pedro Sánchez: e incluso llegó más allá: prohibió las eucaristías públicas, algo que no hacía, aunque si inducía, el decreto de Sánchez.
Ahora con la desescalada, forzada y por el fracaso del confinamiento y por la ruina económica en los pasillos de la alta curia hablan de recuperar el precepto el domingo 17 de mayor, ya en la fase 1. Que va después de la Fase 0 y antes de la fase 2, creo.
Con ello, el ateo don Pedro ha conseguido imponer a los creyentes cuando pueden ir a misa. Afortunadamente, curas y laicos han seguido practicando una especie de misas clandestinas arriesgándose a sanción o detención porque resulta que la Iglesia vive de Eucaristía y el laico… también.
El Gobierno sociopodemita, crecido del todo, incluso se ha permitido el lujo de profanar (bueno también el alcalde de Madrid, el pepero Almeida) las eucaristías. Se trata de demostrar quién manda en las conciencia de los católicos. Católicos españoles que llevan sin eucaristía desde el domingo 15 de marzo.
Rebelarse contra la violación de la libertad de culto, no es sólo una cuestión de huevo sino de fuero: se trata de cortar la impunidad del tandem Sánchez-Iglesias
Pues es su oportunidad señores obispos: no esperen a que les dejen vivir su libertad religiosa. Aunque sea en la recta final de la violación del derecho a la libertad religiosa por parte del Gobierno, desobedezcan a un poder cristófobo, el de Sánchez e Iglesias y realicen eucaristías públicas este domingo día 3.
¿Por qué? Porque se trata de una cuestión de huevo pero también de fuero. Y también, estimados prelados, ¿no han caído ustedes en la cuenta de que lo que ha ocurrido no es más que el inicio de una persecución cada vez más nítida de la Iglesia de Cristo?
E insisto: los males de la adormecida Iglesia española terminarán el día en que un obispo entre en prisión. A lo mejor así despiertan sus colegas… y despertamos todos.