• La fe cristiana acabó con la esclavitud en el mundo pagano. Ahora regresa por tres vías.
  • 1.- Somos esclavos de las subvenciones del Estado y los salarios de las grandes corporaciones.
  • 2.- La liberación sexual nos condujo a la guerra de sexos, a veces violenta. Hoy somos esclavos del sexo.
  • 3.- El argumento ha sido sustituido por el lugar común mediático y la lógica por la reiteración de la necedad.
En el comunismo no había paro. Como recuerda Hilaire Belloch (en la imagen), el ideólogo del distributismo y autor de El Estado Servil, en un presidio tampoco hay paro. En el capitalismo la justicia tampoco funciona. El hombre que trabaja por un salario es menos libre que el que tiene propiedad. Pero es mucho más libre que el que vive de la subvención pública de los demás. Ese es menos libre y encima le ha quitado su dignidad. Que es, por ejemplo, lo que pretende la izquierda española: pagar una renta asistencial para criar vagos que nunca se formarán para encontrar trabajo y que acabarán viviendo de extender la mano. Es el Estado servil, donde todos dependemos de los políticos que marcan salarios e impuestos, además de endeudarse a conciencia. Somos esclavos del Estado y de las grandes corporaciones. Segunda esclavitud. Dice Belloc: "antes de fundarse la Iglesia, vivíamos en un sistema social pagano en el cual la esclavitud estaba en todas partes, en la que toda la estructura de la sociedad descansaba sobre la institución de la esclavitud. Con la pérdida de la fe volvemos a esa institución, volvemos a la esclavitud". En el mundo pagano el imperio de la crueldad era evidente. Ahora, con la descristianización, esa crueldad se mastica y su arquetipo es el aborto y la tercera guerra mundial por etapas en la que se desarrolla nuestra existencia. Es curioso, la caída en picado de la moral sexual, presentada como una liberación, ha dado lugar a una guerra de sexos. Volvemos a la esclavitud aunque la sexualidad no constituya el ataque más importante. Pero no deja de representar una vuelta a la esclavitud. Nos obstante, el nubarrón más preocupante que las pérdidas de fe es hoy la pérdida de su compañera inseparable, la razón. El argumento ha sido sustituido por el lugar común mediático y la lógica por la reiteración de la necedad. Volvemos a la esclavitud por la vía de la jerga, una de las más inhumanas de todas. Eulogio López eulogio@hispanidad.com