Lo que avanza la ciencia. Ahora resulta que para ser feliz hay que evitar a toda costa a los demás seres humanos, a no ser que nos puedan proporcionar algún beneficio, claro está, y sin esfuerzo alguno por nuestra parte. Y como resulta que el primer lugar donde nos relacionamos con nuestros semejantes es la familia, y además es una relación de entrega desinteresada -por amor, se solía decir- resulta que nuestros peores enemigos son nuestros padres y hermanos.
Parece una caricatura, pero no lo es. Lo explica muy bien este hilo de Twitter, que recomiendo leer con atención y que pone el acento en las mujeres, mejor dicho, en las madres.
Noticia de hoy: para mantenerte cuerdo, un hijo. No más.
— Rafael Núñez Huesca (@NunezHuesca) January 22, 2019
Llama la atención la obsesión de @el_pais con este asunto de los críos.
Breve hilo ? pic.twitter.com/nl86I6OQlH
Idea fuerza: si quieres ser feliz no te cases y mucho menos tengas hijos, que pueden dañar tu cerebro. Todavía peor: la prole favorece el calentamiento global, ya saben, la próxima pandemia que asolará al mundo, según el filántropo Bill Gates.
Por supuesto, nada de viajes, a no ser que sean por motivos profesionales, aunque estos están prácticamente descartados porque, como nos avisa el Instituto de la Mujer, la maternidad penaliza la carrera profesional de las mujeres.
Pero tranquila, porque tanta infelicidad acumulada tiene remedio. Si formas parte del grupo de mujeres infelices, casada y con hijos, siempre te puedes divorciar y mandar a todos a freír espárragos, incluso en tiempos de pandemia. Será uno de los días más felices de tu vida, según una chilena de 38 años que puso fin a su matrimonio a través de Zoom. Sin duda, una referencia.
En resumen: si estás casada, tienes más de un hijo y, además, no eres ecologista, eres la mujer más infeliz de la tierra. Menos mal que está El País para contarlo.