“Que alguien me mande callar significa que no es socialista”, ha soltado Felipe González en respuesta a la delicada Adriana Lastra, portavoz parlamentaria del PSOE, quien aludió a la edad provecta de Felipe González y vino a pedirle que no se metiera en lo que no le importaba.
De inmediato, Carmen Calvo y José Luis ‘Torrente’ Ábalos han salido en defensa de Lastra.
Calvo, precisamente ella, ha dicho que gobernar ahora es más difícil que hace 20 años mientras Ábalos ha encadenado, según costumbre, un torrente de frases en las que sólo ha quedado claro una cosa: Lastra es santa y González demonio.
¿El PSOE está roto? Sí, por supuesto, pero el sanchismo no. De hecho, ha formado trinchera alrededor de Pedro Sánchez cuyas marcas de fábrica son el narcisismo y la egolatría, dos virtudes de futuro.
Así que no nos equivoquemos: el PSOE, en efecto, cada vez pinta menos, pero a Sánchez eso le importa poco. Él continúa en Moncloa.