- Este es el ambiente que hemos creado en España: madres que hacen bandera de la perversión de sus hijos.
- Escuela laica es aquella en la que se puede hablar de todo menos de Cristo.
- Zubiri: "El hombre no tiene religión: es religión".
- Dostoievski: "No son ateos, son idólatras".
- Porque una cosa es lo artificial y otra lo antinatural.
Paseaba por el Madrid agosteño cuando me encuentro a tres mujeres charlando en la calle: una gigante y dos enanas. No puede no oírlas y eso que soy bastante sordo. Se queja la gigante, amargamente y a voz en grito, a las otras dos, de la maldad de los curas y católicos en general. He aquí sus argumentos: -Vamos, ¿que yo envío a mi hijo a un colegio laico para que usted le enseñe religión católica? Y encima le hablan de eso del pecado. Y del miedo y todo eso. Me dan ganas de pararme a decirle que si se trata de la habitual enseñanza católica que se imparte en nuestras escuelas, no tiene que preocuparse lo más mínimo: su hijo se enterará de cualquier cosa menos de la caridad. Y lo curioso es que nuestra giganta se escandaliza porque le hablen del pecado. Al parecer, el pecado no existe o ella no peca. Ambas cuestiones resultan difíciles de aceptar, la primera por evidente, la segunda por obvia. Pero me preocupa más, mucho más, la coletilla. ¿Qué entiende nuestra buena señora por eso del miedo? Para entendernos: no puede existir educación laica, si por ello entendemos que se puede hablar de todo, incluso de la idea de Dios, siempre que no se hable de la persona de Cristo. La razón es doble; la muestran, a pachas el filósofo Zubiri y el escritor Dostoievski. Zubiri: "El hombre no tiene religión, es religión". En efecto no existe otra cultura que el culto y los hombres de distinguen unos de otros por su decisión sobre lo que ocurre después la muerte. Dostoievski: "Todos ésos son idólatras, no ateos. Idólatras es el nombre que les cuadra". Bernanos lo explicaba de otra forma: el hombre siempre vive arrodillado: puede hacerlo ante Dios Padre o puede hacerlo ante el ídolo del poder, del dinero de la lascivia o ante el más peligroso de todos: el ídolo del resentimiento. Porque una cosa es lo artificial y otra lo antinatural. Lo antinatural es privarle a un niño de Cristo. O sea, lo de la giganta… y lo de la inmensa mayoría de los españoles de hoy. No son ateos, son idólatras y en el vacío del ateísmo educan a sus hijos. Eulogio López eulogio@hispanidad.com