Comienza el Ramadán. Y las voces más bobaliconas del catolicismo español acuden en su defensa, al igual que los políticos españoles, que no dejan de felicitar a los islámicos sus festividades religiosas -les tienen miedo-, mientras ofenden día sí y día también a la mayoría católica española.
Por ejemplo, leo que la mitad de los musulmanes tienen nacionalidad española. Claro pero eso no quiere decir que España signifique algo para ellos. Muchos marroquíes piden la nacionalidad española para no tener problemas al tiempo que se apoltrona en España o se radiactiva. En los regulares de Ceuta y Melilla hay marroquíes que en caso de conflicto con Marruecos traicionarán a España como ya lo hicieron en el pasado.
Los musulmanes no quieren integrarse en España: quieren conquistarla: es suya, es Al Andalus
Los musulmanes odian a España porque creen que es Al Andalus, cosa de su propiedad. Expulsados de España en 1492 ahora lo vuelven a intentar por la vía civil tan eficiente como la militar en el mundo moderno.
Pero una anécdota bastará para plasmar lo que digo. Una familia española tenía un sirvienta marroquí en Ceuta. Llevaba lustros en la familia y un día el ama de casa le preguntó si estaba contenta, a lo que la respondió que mucho. Luego volvió a preguntarle: si obedecería la orden del Rey Mohamed VI para degollar a toda la familia para la que trabajaba y con la que vivía:
-Sí, por supuesto -respondió la aludida sin titubear-: es mi Rey.
Y eso que estaba contenta.
Credos incompatibles. Para el Corán, llamar padre a Dios es una blasfemia
No se puede separar a España del cristianismo, aunque no lo hagamos día a día. Los españoles lo ignoran pero los musulmanes residentes en España no. Y ellos no soportan el cristianismo y saben que la apostasía está condenada con la muerte.
Y no, ambos credos no son compatibles al menos por una razón: para un musulmán, llamar padre a Dios es una blasfemia.