• O lo que es lo mismo: una generación sufrirá el encarecimiento de esos créditos.
  • Sin la salvaguarda de un tope en la parte baja, la banca se planteará la hipoteca a tipo fijo.
  • El Gobierno ha querido evitar otro caso como las preferentes pero ha puesto en berlina al sector.
  • Más trabajo para la CNMC para asegurar la libre concurrencia con hipotecas, de todos, al 5%.
El Consejo de Ministros ha aprobado ya su real decreto con el procedimiento extrajudicial para la devolución de las cláusulas suelo. Ha tardado, por tanto, un mes escaso desde la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE mientras negociaba a diestro y siniestro para evitar, teóricamente, un colapso en los juzgados. Es cierto, si se agolpan 1,5 millones de demandas judiciales de repente cabe ese riesgo. Pero no se engañen, su intención, sobre todo, ha sido protegerse a sí mismo y evitar que se repita un caso como el las preferentes, tan impopular, ya me entienden: qué malos son ustedes, cómo nos han engañado y el Gobierno, encima, no hace nada. De ahí que a la hora de disparar haya que atinar el tiro, para no meter en el mismo saco a justos y a pecadores. Una cosa es proteger al consumidor -razonable siempre- pero sin poner en solfa al resto, en este caso el sector bancario. Leña y fuego, más o menos. Y en eso el Gobierno no ha andado fino que se dice. Y hay que decirlo todo, el PSOE menos todavía: ha optado por vestirse de lagarterana -a través de Pedro Saura y Margarita Robles-, para marcarse un tanto, tan demagógico como efectista, cargando contra los bancos como si fueran -todos y en todos los casos- una pandilla de sinvergüenzas. Una cosa es que el cliente haya pagado de más -por falta de transparencia de la entidad- y otra, que no tienen nada que ver, decir que todo era ilegal, sobre todo cuando hay una legislación que lo ampara. Valiente estupidez. A partir de ahí se divisan las consecuencias: las hipotecas serán más caras. Ergo, estamos haciendo un pan con unas tortas. ¿Por qué?: va de suyo. La banca utilizaba las cláusulas suelo, como las cláusulas techo para maniobrar en eso que nunca nadie sabe: la evolución de los tipos de interés. No dejan de ser, en consecuencia, cláusulas de salvaguardia, legales. Otra cosa es que el banco se agarrara a esa circunstancia y las aplicara indebidamente; es decir, sin la transparencia requerida: no todos los firmantes saben lo que hacen y merecen una explicación de lo que firman. Pero a la postre, y sin esa salvaguarda, a los bancos no les va a quedar otra que asegurarse con precios más altos. Vamos, que si antes daba la opción de bailar entre interés fijo y variable, ahora dirá que o fijo o nada. Entra la competencia en juego, desde luego, pero nadie tiene la bola de cristal sobre la evolución de los tipos de interés y nadie quiere perder. Esos tipos llevan años a la baja y ahora están en mínimo del 0%. Quedan pocas opciones, máxime cuando la banca las está pasando de a kilo por el estrechamiento de márgenes que supone: no hay negocio. ¿Se pondrán de acuerdo, sin ponerse de cuerdo, para poner todas las hipotecas al 5%? Eso dará mucho trabajo a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), por aquello de asegurar la libre concurrencia. La tentación está ahí, también las maniobras para que no conste en acta. Rafael Esparza