Francés, aunque oriundo de una tierra que ha ido rotando entre Francia y Alemania, Robert Schuman enfila ahora, 53 años después de su muerte, hacia la santidad. Lo cuenta el diario digital Religión en Libertad y es de justicia a la par que llamativo. Eso de que un político sea elevado a los altares tiene su enjundia. Y sí fue el hacedor de la Unión Europea, que creó entusiasmo alrededor de un proyecto… por el que hoy, desaparecidos los padres fundadores, no se entusiasma nadie.
Schuman fue un hombre extraordinariamente sencillo. Dormía en una pensión y cierto día que volvió tarde del despacho se encontró con que su patrona ya se había acostado. Para que no armara un escándalo y despertarla, se quedó a dormir en la entrada, intentando superar el frío de la noche. Encima, cuando se levantó, un ladrón le había robado los zapatos.
Naturalmente siendo el eje del proyecto europeo acudía a su trabajo, sin guardaespalda alguno.
Era un católico practicante, convencido de que la Europa unida que pretendía crear ya había sido una realidad en la Edad Media, con el Sacro Imperio, bajo la autoridad moral del Papado. Sí, la primera Unión Europea fue la de la Edad Media, porque lo que necesita un país o una unidad supranacional es una cosmovisión común. El hombre medieval tenía cosmovisión cristiana. El resto viene por añadidura.
Es decir, tenía claro que Europa sería cristiana… o no sería más que un grupo de tribus a la greña.
Por todo esto, Robert Schuman logró forjar la Unión Europea. Precisamente por la ausencia de todo esto, es por lo que la actual UE se está desintegrando.