- Los grandes multimedia se llevan bien con el poder porque son el poder.
- Y son, también, los que chantajean al poder político y al económico.
- Eso sí, culpan a los pequeños digitales independientes de la WEB.
- La verdad circula por conductos estrechos.
- Y para sacarle dinero a una empresa no hay que publicar mentiras, sino verdades.
Hoy, martes 24 de enero, es
San Francisco de Sales, patrón de los periodistas. Para preparar el magno acontecimiento escucho a un afamado periodista -de cuyo nombre no quiero acordarme- de los llamados
medios tradicionales, División de Honor, comentar las palabras de
Donald Trump sobre la deshonestidad de los periodistas.
Tras lanzar unos epítetos lo suficientemente injuriosos contra el nuevo presidente norteamericano -hay que rendir tributo a lo políticamente correcto-
el plumilla se afana en el maniqueísmo cainita y divide a los periodistas en buenos y malos. Los buenos son los grandes medios tradicionales:
prensa vegetal, radio y televisión. Los malos, chantajistas, faltos de rigor y todo eso, son los pequeños digitales. Según él, se dedican -nos dedicamos- a decir mentiras para sacarle dinero a las empresas. ¡Valiente tontería!:
para sacarle dinero a las empresas lo mejor es decir la verdad.
Colega eres un indeseable. La realidad es justo la contraria. La verdad siempre circula por conductos pequeños
y los señores de la prensa son los grandes chantajistas del
mundo económico y político, es decir, del poder.
Y cuando piden, o exigen, piden 1.000 cuando los pequeños piden 10.
Pero
el poder acoge al oligopolio de los señores de la prensa porque le encanta controlar y pactar con un oligopolio de
cuatro grupos, no de 400 periodistas independientes de
digitales empresarialmente minúsculos. A estos no hay manera de controlarlos, al oligopolio sí.
Luego está lo del rigor y la verdad. Llegamos a un punto en el que
verdad y rigor son dos realidades incompatibles.
Les pongo un ejemplo.
El otro día hablaba con un monclovita y le dije que había comido con ciertos personajes del mundo empresarial. Lo negó de forma tajante y con cierta prepotencia. De regreso a mi primera fuente me aclara que, en efecto,
no se había tratado de un almuerzo sino de un desayuno. Vuelta al fontanero monclovita, quien, con exquisita simplicidad, asegura:
-Claro, es
que tú me hablaste de almuerzo, no de desayuno.
Esta es, queridísimo colega indeseable, la diferencia entre rigor y verdad. Se habían visto,
habían conspirado lo suyo, el uno era el uno y el otro el otro, todo cierto… salvo que no había sido un almuerzo sino un desayuno. Es muy distinto.
Esa es la hipocresía del poder. En el poder incluyo el poder político, el económico… los señores de la prensa,
eso que defendía nuestro periodista quien lleva cuarenta años viviendo de… los Señores de la Prensa, a quienes defiende previo pago, pero que
tiene el cinismo de arremeter contra la minúscula, y más honrada, prensa independiente. Tiene bemoles la copla,
San Francisco de Sales.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com