• El cabeza de la Sagrada Familia representa el número tres en la jerarquía de la humanidad.
  • Es el santo más viril que se conoce… y uno de los más desconocidos.
  • Casto y viril, porque el pobre no puede ser magnánimo, el rico sí.
  • Patrón de los seminarios. El cura de hoy, por el hecho de serlo, resulta sospechoso.
  • Curiosamente, ha mejorado la formación de los sacerdotes jóvenes.
  • Y la crisis, contra la historia misma, afecta hoy más al clero regular que al secular.
  • "Danos, Señor, sacerdotes santos".
San José será, probablemente, el santo más olvidado. Sin duda el número tres en la jerarquía de la humanidad, medalla de bronce, tras el Hijo de Dios encarnado y tras su madre, Santa María. Pero es un gran olvidado. Fue el primer  santo al que le arrebataron su Fiesta, es decir, pretendieron quitarnos su recuerdo. Fueron los socialistas resentidos de Felipe González, sí, pero me temo que lo mismo habrían hecho los tibios del PP. El 19 de marzo significó la primera caída en las fiestas católicas. José, descendiente de David, y la Sagrada Familia. San José es el santo más viril que he conocido. No se es más viril por ser casto de la misma manera que no se es puro por ser casto, pero la castidad no es mal condimento hacia la pureza y tampoco lo es para la virilidad. No es generoso el pobre porque no puede serlo, lo es el rico porque podría ser avaro. A San José se le propuso el respeto absoluto a la Madre de Dios y así lo hizo, pero conviviendo con la Sagrada Familia para proteger al Verbo encarnado, y a su madre natural, de la calumnia y del escándalo, así como para protegerles físicamente en la vida ordinaria… porque tenemos un Dios al que le gusta lo ordinario. Uno diría que más bien lo que le gusta a Cristo es la libertad de la criatura, y es ahí donde nace la encrucijada de la persona y el sentido de la historia. La historia humana, como dice el catedrático Paredes, es la historia de la libertad. Pero San José no sólo es casto sino viril: huye del proscenio pero toma decisiones con rapidez. En cuanto entiende lo que está pasando decide no repudiar a su esposa y en su obediencia es inteligente. Recibe el soplo de que su familia está en peligro y toma la decisión de encaminarse hacia Egipto. Finalmente, decide que lo mejor es llevar una vida retirada en Galilea que en Judea, eje político de Israel. Adiós a sus legítimos sueños de medrar. Luego, se dedica a sacar adelante económicamente a su familia y, finalmente, cumplida su misión desaparece de escena. Un tipo realmente recio, un hombre que se vestía por los pies. Así que no me extraña que sea el patrón de los sacerdotes y del seminario. Un viejo presbítero (sí, uno es muy raro y tiene amigos curas) me pedía, y me pide, que recite de continuo la siguiente jaculatoria: "Danos, Señor, sacerdotes santos". Al parecer, vaya a usted a saber por qué, lo considera extraordinariamente necesario y más que pertinente. Según yo lo veo -y no suelo equivocarme más de 9 de cada 10 veces- hay una nueva hornada de sacerdotes que surgen, al menos en el seminario de Madrid, más formados que los clérigos veteranos. Es más, la crisis actual se corresponde con el clero regular, más que con el secular en otras palabras, lo contrario que en anteriores crisis del cristianismo. Y no está nada mal que esos nuevos sacerdotes salgan no sólo más formados sino tan recios como San José porque lo van a necesitar: a día de hoy, el cura, por el mero hecho de serlo, es sospechoso. Sospechoso de pederastia, por ejemplo, pero, en cualquier caso, de falsario e hipócrita. Se necesita mucha reciedumbre y mucha virilidad para ser cura en el siglo XXI. Y mucha castidad porque la miasma rijosa se ha convertido en lo habitual. El celibato no es una cadena del pasado sino la clave del futuro. No sólo para los sacerdotes pero, sobre todo, para estos. Una castidad, una virilidad y una pureza como las de su modelo, el descendiente de Reyes: un tipo de una pieza. Nos hemos cargado la figura del Padre y hemos llenado el mundo de semen: por eso confundimos la virilidad con el machismo. Eulogio López eulogio@hispanidad.com