Hoy se celebra la festividad de Santiago Apóstol, patrón de España... día laborable en España. Sí ya se que suena raro pero los hispanos somos así. Santiago es un santo con historia. Evangelizó España, el confín de la tierra en su época y, al final, el rey Herodes (tercera generación, si no me equivoco) hizo "pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan”… al ver que eso agradaba a los judíos. Para ganarse su voto y eso.
O sea, que este Herodes era un grandísimo progre. Porque el buen progresista -pregúntenle a Pedro Sánchez- no es el que ofrece pan al pueblo, sino el que le ofrece circo. Es decir, no el que satisface el hambre del pueblo, sino apetitos menos primarios, más sofisticados y más inconfesables. Por ejemplo, el resentimiento, sea contra el rico, contra el conservador, contra el varón, contra el propietario, contra lo que sea… Deja que el pueblo satisfaga sus rencores y te seguirán hasta la muerte.
El verdadero gobernante progresista no ofrece pan al pueblo sino circo. Para ser exactos: promociona el resentimiento
Y aunque nuestros gobiernos, de izquierdas y de derechas, hayan decretado que el patrón de España no es fiesta en España, lo que resulta más difícil es hacer que los españoles, aún en tiempos de postcristianismo y, lo que es más grave, de profunda cristofobia -más esto que aquello-, olvidemos nuestro origen y nuestra identidad cristianos.
Es lo que tiene Cristo: le echas por la puerta y entra por la ventana.