- En siglos de historia, España ha pensado a lo grande. Ahora le queda el papel de víctima.
- Pero no se equivoquen: es un papel importante.
¡Qué cosas más grandes hacía España. Detuvo a los musulmanes. Sí, aun cuando el reino cristiano de Asturias se circunscribía a un grupo de aldeas alrededor de la peña de Covadonga, se dejó de pensar en la España Cristiana. Costo ocho siglos pero se detuvo a la media luna y se la expulsó de la península. Así se salvó Europa, hoy de nuevo en peligro, más de suicidio que de derrota a manos ajenas.
Luego nos abrimos a África aunque ahí fueron los portugueses quienes llevaron la voz cantante.
Finalmente España descubrió –sí, descubrió- América, continente que hoy constituye la cabeza de Occidente.
Con su rey más egregio, el mejor de todos, una tal Isabel de Castilla, evangelizó el continente americano y prohibió la esclavitud. Hasta su viudo, Fernando el Católico, coqueteó con la norma de su esposa, pero la dignidad de los indígenas acabó por imponerse entre los conquistadores.
Y el testamento de Isabel, así como las leyes de Indias, fue el embrión de otra gloria de España que ha llegado hasta nuestros días. En efecto, el Codicilo de Isabel la Católica, reino de España, dictaminaba que no se podía esclavizar a los indígenas porque éstos era hijos de Dios: debían ser respetados y, eso sí, evangelizados.
Y de esta doctrina del hombre hijo de Dios y por tanto creado libre, surgió, vía los dominicos, otra orden de raíz española, la actual doctrina de los derechos del hombre con lo que la modernidad del siglo XXI, es decir,
el Nuevo Orden Mundial (NOM) pretende descafeinar el cristianismo (por ejemplo, conculcando el derecho a la vida y llamando derecho al crimen del aborto).
Y también fue grande España al conseguir que la masonería ilustrada no acabara por conquistar el ser católico de España en los albores de la edad moderna. Consiguió muchos triunfos, aún jaleados por majaderos aficionados a la historia, del tipo Pérez Reverte, pero lo cierto es que la mayoría de los españoles se mantuvieron fieles a Cristo y, siglo y medio después, conseguimos parar, en el sur de Europa, el totalitarismo comunista que se
había apropiado de la II República... por medios más o menos democráticos.
En definitiva, España construyó la Hispanidad, la realización cristiana más notable de la historia. Sin embargo,
en esta etapa en que vivimos, etapa fin de ciclo, a España le toca el papel de víctima del feroz ataque que prepara el NOM contra las esencias cristianas de Occidente, personificadas en Santiago Apóstol, patrón de España.
El asunto es que España sepa jugar ese papel con fidelidad porque se trata de un papel decisivo. Ha llegado el momento en que los españoles elijan entre su fe en Cristo -manifestado principalmente en la Eucaristía- o la apostasía. Por ahora, les soy sincero, mucho me temo que gane la apostasía, pero nos queda el poderoso ejército de almas-víctimas para vencer esta última batalla.
Y sí, creo que
España va a tener un papel relevante -duro pero relevante- en el futuro próximo.
En la festividad de Santiago Apóstol, patrón de España, día de precepto en el país aunque no es día laboral. Matiz asimismo significativo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com