• El Pontífice ha utilizado el lenguaje de la globalización: la suma de conflictos bélicos está resultando mucho más homicida que un conflicto global.
Nunca más la guerra, clamaba el Papa Francisco en Sarajevo haciendo suya a frase de Juan Pablo II. Es como si Wojtyla presagiara el nuevo tipo de guerra que amanecía en el horizonte: no dos bloques, sino un montón de bloques enfrentados entre sí. Y no por razones ideológicas -por ejemplo, comunismo contra capitalismo- porque el odio crece en el mundo a medida que crece la corrupción, eso que antes llamábamos pecado. Por eso, el Papa Francisco no habla del peligro de una III guerra mundial, lo que está diciendo es que la III guerra mundial ya ha llegado, repartida en decenas de conflictos locales y de situaciones de tensión y dominio en zonas que ningún Instituto de Defensa calificaría como zona de guerra. Todo el planeta vive bajo un clima de guerra permanente. Insisto, no de dos bloques sino de muchos bloques pero, a la postre, no deja de ser una pugna entre Cristo y el mundo. Los viejos principios cristianos no sólo enmarcaban la vida en Occidente sino en todo el planeta. La rebelión contra esos principios ha provocado lo que tenemos hoy: el desorden mundial. Si no hay principios hay finales: si no hay caridad, socialmente llamada concordia, las diferencias, y sobre todo la desesperanza, se dirime por medio de la violencia. En plata, que ya estamos en la III guerra mundial. Y me parece que, o entendemos esto, o no entendemos nada. Por cierto, interesantísima, por majadera, la lectura con la que algunos han interpretado la ausencia del Papa Francisco de Medjugorje. Es tan divertido que lo dejo para mañana. No quiero disfrutar tanto en una misma jornada. Eulogio López eulogio@hispanidad.com