Luis Bárcenas, ex tesorero del Partido Popular, se lo está pasando de miedo, acusando a todo el PP del pasado. Curiosamente, su repaso -no alcanza a Aznar, sólo hasta Rajoy- de financiación irregular, sobresueldos y no sé cuántas cosas más, prácticas que antes todos frecuentaban y ahora practican, sólo que de otra forma, ya que se han convertido en pecado mortal.
Sinceramente, me aburre mucho la historia de la corrupción española pero me he quedado colgado de la acusación de Luis Bárcenas. Según el ex tesorero del PP es un partido de cobardes porque no se atreven, como él, a reconocer sus errores del pasado. Pues mire no, señor Bárcenas: usted no reconoce la financiación ilegal por valentía sino por venganza. Se le nota hasta en su manera de hablar. Además, usted no tiene nada que perder, sus compañeros sí.
Eso sí, cuando acusa a Rajoy de que su primera reacción al enseñarle las pruebas fue destruirlas, demuestra que la degeneración del PP no ha llegado por corrupción ni por incompetencia, sino por incoherencia. Sí incoherencia con los principios cristianos, de los que que nació el Partido Popular, como no podía ser de otra forma, tratándose de la derecha española. Porque lo cristiano, al caer en la cuenta de que se está haciendo mal, es arrepentirse y rectificar, no “asumir responsabilidades”, expresión que significa eso que están ustedes pensando:
Nada.