El Reino Unido ha aprobado la reproducción asistida con el ADN de tres personas. Lo importante, en esta nueva chapuza moral, es el nombre y el pretexto: tú le llamas donación mitocondrial y te aseguras el carácter científico de la chapuza; tú dices que se trata de curar enfermedades genéticas y todo el mundo te deja vía libre para cometer cualquier fechoría… incluso te financia y te aplaude.
Hasta la peligrosa bióloga Anna Veiga (Dexeus, Barcelona), productora de la primera bebé probeta española vía FIV considera que los ingleses son maravillosos. Nos dice que no hay ningún problema moral porque no se trata de sacar bebés de diseño sino de evitar patologías. Mire usted bióloga Veiga: la inmoralidad de la FIV radica, entre otras cosas, no en el diseño de bebés, sino en los embriones sobrantes que genera y en los abortos selectivos que conlleva. ¡Menos coñas, señora!
O lo de cierta familia del Hola, con famosa casada unas cuantas veces. Ya saben: "¡Ha llegado papá! ¿El papá de quién?".
Pues eso, que los científicos y los políticos siguen jugando a ser como dioses, a crear seres humanos, cuando el hombre no puede crear nada, sólo trasformar… otra confusión demasiado habitual.
Y en paralelo, continúa la estafa científica de las células madre sin segundo apellido (hablando de paternidad…). Miren ustedes, los cientiprogres (Ejemplo, Bernat Soria, ministro de ZP o Carmen Vela, secretaria de Estado con el PP) han recibido y otorgado subvenciones para manipular embriones anunciándonos que iba a ser la solución para todos los males. Mientras, estos jetas seguían chupando subvenciones públicas, a costa de masacrar embriones humanos. Pues bien, se han llevado el dinero de todos a sus cuentas corrientes, no han logrado curar ni un resfriado y, encima, han provocado tumoraciones etc. Eso, con la manipulación de células madre embrionarias, es decir, masacrando embriones humanos.
Por el contrario, las investigaciones con células madre adultas (el segundo apellido, que es el importante) sólo han conseguido avances relevantes sin matar a nadie y ahora todos los bestias que se dedicaban a investigar con embriones humanos se han pasado a las células madre adultas o a células donadas.
¿La Iglesia pone algún problema a la investigación con células madre adultas? Ninguno, todo lo contrario: lo anima. ¿Con embriones o con células madre embrionarias? Todas las pegas: es cargarse a seres humanos con código genético individuado, distinto del padre y de la madre. Son hombres, no conjuntos de células. Todos hemos sido embriones y, como decía Benedicto XVI: "Dios ama al embrión".
Y respecto a lo de los hijos de la Gran Bretaña, es decir, a los hijos de tres padres, pues, miren ustedes, no es moralmente aceptable. No sólo porque los seres humanos deben nacer del amor conyugal entre hombre y mujer sino porque, de cara al niño, nos encontramos con el mismo problema de la primera bebé probeta del mundo: aquella norteamericana que a los 20 años denunció a su madre porque quería saber quién era su padre: "Me siento como en una cueva oscura sobre mi origen", aseguraba. No me extraña. Pues los hijos de mil padres (perdón de tres) del Reino Unido de la Gran Bretaña deben sentirse, más que en una cueva oscura, en el mismísimo laberinto del Minotauro cretense.
Eulogio López
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