- Y esto porque la economía no es otra cosa que justicia. Es decir, moral.
- La primera por culpa de la especulación financiera, la segunda será por culpa de la explotación laboral en los emergentes.
- En ambos casos injusticia, es decir, inmoralidad.
- ¿Qué hacer? Atajar las causas. De entrada la humanidad debe igualar sus modelos salariales.
- Lo que no significa que todo el mundo cobre lo mismo sino que en los cinco continentes se cobre algo parecido.
- O esto, o renunciar a la globalización (a lo mejor no es mala idea).
Sí creo que estamos en
vísperas de una nueva crisis mundial. Para ser exactos es la misma crisis de 2007 pero corregida y aumentada por la misma inmoralidad que estalló en 2007.
Ahora bien,
2007 fue el final lógico de una economía basada en un vacío: la especulación financiera. Y el vacío tiende a fagocitarlo todo, porque no es más que una sinrazón.
Ahora el mal no está en
Wall Street, aunque su espíritu especulador ha inundado el mundo. Ahora el mal está en Shanghai, símbolo de los países emergentes, especialmente de China e India.
Porque
si la especulación financiera resulta inmoral los salarios de subsistencia también. China e India nos llamaban vagos a los occidentales porque no hacíamos jornadas de 16 horas y cobrábamos más. Los emergentes han superado a Occidente
a costa de que las ganancias de productividad sólo procedían del mismo sitio: del endurecimiento de las condiciones laborales.
Ahora bien, si un hombre no cobra sino lo necesario para sobrevivir no puede comprar lo que produce su empresa. Habría que exportar. Pero
a Occidente también llegó la crisis y entonces empezaron a reducir sus exportaciones de productos chinos, indios, brasileños, etc. Conclusión:
ahora China e India se dan la vuelta; empiezan a recoger lo que sembraron.
Y ojo, en el caso chino añadan a esto la letal política de hijo único que ha generado un país de viejos y completarán el círculo… vicioso.
De ese modo arrastran a medio mundo, sobre todo, al mundo bursátil. Su poderío era tal que detentan un buen mordisco de toda la deuda occidental. Es decir, que
no comprarán más deuda occidental. Y aun así, comenzarán a sufrir. En cualquier caso, el problema no está en la bajada de las bolsas: esas sólo son las ratas que abandonan el barco.
El problema viene después de esos descensos.
Porque la economía no es una ciencia exacta. Ni tan siquiera es ciencia, es justicia y sentido común. Es decir, la economía es moral.
Entonces, ¿qué hacer? Pues
atajar las causas. De entrada la humanidad debe igualar sus
modelos salariales. Lo que no significa que todo el mundo cobre lo mismo sino que, en los cinco continentes, se cobre algo parecido.
O esto, o
renunciar a la globalización… que a lo mejor no es mala idea.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com