- La filosofía de la Guerra de las Galaxias no da ni para filo ni para sofos.
- Si le gusta vaya a verla, pero no lo adopte como modelo de vida, por favor.
- El Vaticano tiene razón: esto es una castaña.
- Aunque el señor Ford no sepa qué pensar sobre ello. La verdad es que le ocurre a menudo.
Harrison Ford no sabe qué pensar acerca de las
críticas de El Observador Romano, a la nueva entrega de
La Guerra de las Galaxias. "No sé qué pensar". Pero no se preocupe, señor Ford, eso de no saber qué pensar le ocurre a menudo.
Para entendernos: toda la saga de
La Guerra de las Galaxias es una porquería panteísta empaquetada con mucha calidad. De
la calidad ya hemos hablado en Hispanidad: la tiene, sin duda. Y como historia puede resultar hasta divertida para mentes no muy exigentes.
Ahora bien, como filosofía no es más que
panteísmo vulgar, primario, con caballeros jedai cargados de microorganismo 'midiclorianos', genial necedad hasta para Hollywood.
Panteísmo mezclado con paganismo: los guionistas no eran muy imaginativos y adoptaron el credo panteísta introducido en el molde del Imperio romano.
Sí,
La Guerra de las Galaxias es un panfleto panteísta y el panteísmo es la forma de ateísmo más tonta pero más extendida y predominante, incapaz de distinguir entre lo material y lo inmaterial. Y claro, a partir de ahí sólo hay tierra quemada: nada para sembrar.
Por lo demás,
si le gusta la historieta de naves espaciales vaya a verla pero recuerde que
el Vaticano tiene toda la razón en sus críticas, aunque el amigo Ford no sepa qué pensar… una vez más. Y, ante todo, no acepte una filosofía que no da ni para filo ni para sofos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com