26 de diciembre, San Esteban, día festivo en Cataluña. El protomártir inició una historia que últimamente, no puedo entender por qué, se nos presenta de forma confusa y equívoca. Hoy, al hablar de martirio, el común de los mortales -quizás los encuestados por el CIS- entiende al musulmán inmolándose por la causa y, de paso, llevándose por delante a unos cuarenta inocentes.
El mártir muere, no mata
El mártir no mata: muere. Y muere porque se hace un planteamiento bien sencillo: la vida eterna vale más que esta. Por nada más contrario al martirio cristiano que el suicidio. El mártir ama la vida, el suicida la desprecia.
Y no digamos nada de la diferencia entre el terrorista islámico y el mártir San Esteban: el mártir muere, el terrorista mata y da su propia vida con tal de asesinar al prójimo.