Italia ya se ha convertido en una sociedad de zombis y se intenta que en España también se vacíen las ciudades… agitando un proceso de neurosis colectiva –vulgo histeria- que está logrando mucho éxito entre las masas.
España lleva el mismo camino, aunque los españoles, al menos hasta ahora, se están dejando llevar por la histeria menos que los transalpinos. Pero claro, si no entras de lleno en la neurosis colectiva eres un irresponsable.
Habrá que insistir en que al coronavirus sólo le detendrá nuestro propio cuerpo
En cualquier caso, está claro que en un mundo sin Dios, el dios es el miedo y la incertidumbre.
Y así, la tiranía del futuro -lo hemos repetido muchas veces en Hispanidad- vendrá impuesta por razones de salud y/o de seguridad. Tenemos tanto miedo a morirnos, nuestras almas vive más en el instinto de supervivencia que en la realidad, estamos dispuestos a prolongar nuestra vida… aunque resulte insufrible, que nos mostraremos dispuestos a obedecer a cualquier tirano siempre que nos obligue a hacer cualquier sandez… mientras lo haga, o asegure hacerlo, en pro de nuestra salud y de nuestra seguridad. Para muchos, la vida es supervivencia. Pues menuda vida más aburrida.
Y Así, los médicos no nos han alargado la vida, sino la vejez. Y así, el tirano alimenta nuestros miedos para obligarnos a claudicar. Y encima, lo hace con nuestra colaboración y con una razón que siempre acierta aunque se hubiera considerado una sublime mentecatez, cuando el mundo era joven. Y la razón es esta: “Lo hacemos por tu bien” Y por cierto, si tu vecino no se apunta, revuélvete contra él, porque es un traidor.
Para muchos, la vida es supervivencia. ¡Qué vida tan aburrida!
Como con el coronavirus. Habrá que insistir en que el coronavirus sólo le detendrá nuestro propio cuerpo. Es decir, que puedes confiar en la Providencia o puedes, más pedestre, confiar en tu propio cuerpo, creado por Dios, y que es el mejor combatiente anti-virus de que dispone el hombre. Y hasta que nuestro cuerpo venza al coronavirus, ¿puede morir mucha gente? Pues sí, es lo que ocurre cada día, desde que la raza humana puebla la faz de la tierra.