• ¿Un terrorista que deja papeles de identificación en el camión con el que comete el crimen?
  • La reacción espontánea (¿o no tan espontánea?) tras el atentado: el que critique al islam es un ultra demonizador.
  • ¿Y el que solicite más vigilancia sobre quién metemos en casa, un neonazi.
  • Nos lamentamos por las víctimas pero les silenciamos.
  • Un fanático musulmán no necesita hacer análisis político sobre desestabilización política.
  • Simplemente odia a los cristianos y les asesina.
  • Dos grandes mentiras contemporáneas: la homofobia y la islamofobia.
El hombre más buscado del mundo es un tunecino que supuestamente robó un camión, mató al camionero y por odio a la fe arremetió contra un mercado navideño y asesinó a 12 personas. Y miren por donde, después de detener a un paquistaní que no tenía nada que ver con el asunto, la astuta policía alemana ha descubierto unos papeles que identifican al supuesto verdadero asesino… ¡en la cabina del camión! ¿Qué despistados son estos terroristas! Aunque, ya puestos, ¿por qué no dejó más pistas a sus perseguidores? Por ejemplo, su dirección y la de sus familiares y sus mejores amigos. Analicemos la situación. El ISIS reclama la autoría del asesinato en cadena pero lo primero que surgen son periodistas y políticos progres que hablan y no paran sobre la ultraderecha… que está aprovechando los hechos para demonizar a los musulmanes. Y mira qué curioso: pocos se apiadan de los cristianos asesinados (si estaban en un mercadillo navideño, debían ser cristianos). Además, la ultraderecha siempre persiguió a los judíos, no a los árabes, que eran aliados tradicionales del Soviet Supremo. Más rarezas sobre el homicidio múltiple de Berlín: el papel, asimismo confuso y engañador, de los expertos. Ejemplo, leído en la prensa del miércoles 21: "los expertos antiterroristas alertan de que los ataques forman parte de una estrategia para desestabilizar gobiernos". De entrada, hay que ver lo inteligentes que son estos expertos. Han descubierto que el objetivo de los terroristas consiste en desestabilizar a los gobiernos -¡muy agudos!-, los mismos gobiernos que pagan a esos expertos para que emitan sus dictámenes. Pero es que, además, probablemente estemos ante una nueva falsedad: algunos pensamos que un fanático musulmán no necesita hacer un análisis sobre desestabilización política; simplemente odia a los cristianos y les asesina. Aunque esto, más que raro, resulta necio. A ver, no digo que las autoridades germanas mientan a sabiendas: digo que participan de los mismos prejuicios que ha ido sembrando la atmósfera dominante. Los periodistas, también los gobiernos, secundan esos prejuicios progres de forma borreguil. En este sentido, no dejen de visionar la brillante parodia de los humoristas de Polonia sobre el matrimonio progre, donde el padre pregunta al hijo si es gay y ante la respuesta negativa de éste, el papá progre emite sentencia: "Entonces eres un homófobo". O mejor aún: la viñeta que ilustra este artículo. Si un hombre blanco dijera que la mujer debe estar sometida al hombre le llamarían ultra. Si lo dice un musulmán la reacción de la chica occidental estriba en pedirle perdón porque ella no quería incurrir en islamofobia. Hay muchas cosas raras en el atentado de Berlín. Demasiadas, un vértigo propio de culturas decadentes y gente desesperanzada. O sea, Europa, mismamente. Eulogio López eulogio@hispanidad.com