Termina el mes de octubre y se inicia noviembre, con la Fiesta de Todos los Santos. Ha sido un mes en el que se ha resquebrajado la imagen que muchos tenían del Papa Francisco, un verdadero Papa progresista. Tanto es así, que el comecuras de Pablo Iglesias canta las alabanzas de Bergoglio día sí y día también. Pero después de lo que ha hecho…
La verdad es que alguien debía reparar en que es un Papa cuyo regalo favorito era y es el libro de Robert Hugh Benson, Señor del Mundo, es decir, una novela sobre el fin de los tiempos y la llegada del Anticristo, no era tan moderno como aseguraba su imagen. Los modernos no se ocupan de anticristos.
Pero en octubre se quitó la careta del todo. En primer lugar (ver imagen), Francisco pide a la Iglesia que rece algo tan reaccionario como el Santo Rosario durante el mes de octubre contra los ataques del demonio (¿Así que creía en el demonio? ¡Qué antiguo!), y añade la oración mariana del Bajo tu protección y -¡Ay dolor!-, para terminar -¡horror de los horrores!- con la invocación al Arcángel San Miguel (¡También cree en el Arcángel San Miguel, vencedor de Lucifer), redactada por León XIII. Vamos, que el presunto progre nos sale ahora con que el diablo anda suelto y practica el terrorismo directo con la Iglesia.
Dicen los pastores de almas que los católicos pensamos poco en el Cielo
Y encima, culmina el Sínodo de los Jóvenes y Francisco suelta aquello de que hay que defender a la “Santa Madre Iglesia”- carpetovetónica denominación del Cuerpo Místico que habrá provocado más de una jaqueca entre la ilustración.
Solo le ha faltado hablar –a lo mejor lo hace- sobre la Santidad y sobre la fiesta que se celebra el uno de noviembre: Día de Todos los Santos.
En esta fiesta, antiguamente, se animaba a los fieles a imaginarse cómo será el Cielo, la vida eterna, cuando conozcamos cómo somos conocidos… y cómo somos. Porque, como decía un poeta irlandés sobre el hombre caído: desde entonces sigo vagando, pero sé que el mundo es redondo. Es decir, que nuestro destino es volver al estado previo a la caída, al Cielo, para nunca más morir. Dicen los pastores de almas que el católico de hoy piensa poco en el Cielo. Debería.
En cualquier caso, volviendo al periodismo, mucho me temo que ha llegado el momento en que el Nuevo Orden Mundial (NOM) pasará del halago a Francisco al ataque a Francisco y a la conquista de Roma, ¿qué quieren que les diga! Está vendido todo el pescado.