Que China cierre sus fronteras para que los extranjeros no les contagien el coronavirus es como cuando los jefes de la Alemania comunista aseguraban que habían construido el muro para evitar que los occidentales se pasaran en masa al paraíso comunista.
Lo cierto es que el coronavirus nació en China, al igual que su precedente, el SARS. Llamarle virus chino no es racismo, es lo lógico. Y que le llaman racismo demuestra que lo de los chinos es grave. La diferencia entre uno y otro microbio es que el coronavirus parece una versión avanzada y, sobre todo, mucho más contagiosa, del SARS. Pero ambos nacieron en China.
A preguntas de Hispanidad, asegura el doctor Simón -nuestros médico favorito- que no sabemos de dónde viene el Covid pero que no hay que buscar teorías extrañas. Y si no sabe de dónde viene, ¿por qué no hay que buscar teorías extrañas?
Bueno sí, asegura que su procedencia es animal… pero tampoco se sabe de qué animal se trata, con lo que venimos a quedarnos igual que estábamos.
De postre, la ministra de Defensa, Margarita Robles, después de aceptar que el Gobierno ha cometido fallos en la gestión gubernamental aunque sin especificar cuáles, nos advierte que en otoño puede venir la temida ‘segunda oleada’.
Más cuentos chinos: cuando a la verdad le llaman racismo, es que el asunto es grave
Yo me conformaba con la primera, que conste, pero las palabras de Margarita Robles a La Sexta revelan dos cosas:
1.Que el Gobierno no está contando toda la verdad… aunque sí está aprovechado para reducir la libertad, sobre todo ese personaje de gran altura moral llamado Pablo Iglesias.
2.Que al virus, finalmente, le vencerá nuestro propio organismo, cuando aprenda a defenderse de él y se inmunice, y el sol, que hará que se seque.
Mientras, el talento humano aprenderá, de la triste experiencia de ahora, tratamientos adecuados a corto plazo y, a medio, una vacuna, que no deja de ser el desarrollo artificial de la inmunidad natural que busca nuestro organismo.
En cualquier caso, que el Gobierno no dice toda la verdad pero exprime la libertad, queda claro. Y ojo, mentir nunca es bueno, tampoco para evitar el pánico. La gente no se vuelve histérica porque le expliques la gravedad del virus, se vuelve histérica cuando siente que se le oculta la verdad y cuando se le encierra en casa sin explicarles el porqué de su esfuerzo. Cuando, en resumen, falta confianza. Sobre la confianza de los españoles en el Gobierno Sánchez véanse las encuestas de hoy o repasen las redes sociales.
En cualquier caso, cuando a la verdad le llaman racismo, es que el asunto es grave.