- Tanto Flint como Bannon tenían ideas radicales: la Rusia actual no es enemigo de Occidente.
- Steve Bannon y Michael Flint, dos de los asesores del presidente Trump de los que se vio obligado a prescindir, coincidían en algo: Rusia era cristiana y no podía ser el enemigo.
- Y por tanto, el gran acuerdo debería ser con Rusia.
- Pero ese es el problema: que los servicios secretos se han impuesto en la Casa Blanca.
- Y los servicios secretos aún gritan aquello de ¡que vienen los rusos!
Dos de los asesores de Donald Trump, como eran Michael Flynn y Steve Bannon -dos radicales, según el discurso cultural imperante, tenían la curiosa idea de que Rusia ya no era el enemigo del Occidente libre sino que se había convertido en Rusia cristiana y, por tanto, hermana de los Estados Unidos. Pero el ateísmo práctico en el que se basa el Nuevo Orden Mundial no podía permitir tamaña locura. De hecho, ese es el problema: que los servicios secretos (en la imagen, la sede de la CIA) se han impuesto en la Casa Blanca. Y los servicios secretos aún gritan aquello de ¡que vienen los rusos! Total, que enemigo no es el Estado islámico ni el panteísmo oriental que asoma tras el poder chino o coreano. No, el enemigo es Moscú. Y así nos va. Trump ha caído en manos de los servicios secretos, Rusia no, China sí… por el momento, claro. Eulogio López eulogio@hispanidad.com