• Aunque el cambio resulte un poco más complejo.
  • No podemos separar el nacionalismo vasco de los asesinos etarras. Me gustaría, pero no puedo: sería una falsedad.
  • En cualquier caso, Urkullu ha dado un paso valiente. Enhorabuena.
El lehendakari Íñigo Urkullu (en la imagen) ha sorprendido a propios y extraños reconociendo que los nacionalistas habían sido crueles con las víctimas de ETA. Han tenido que pasar lustros para que un el jefe del PNV diga algo así. Hasta ahora, como cuenta una de las víctimas de ETA, los nacionalistas (Arzalluz, Garaicoechea, Ardanza, Ibarreche) habían mantenido una repugnante equidistancia, cuando no comprensión, hacia los asesinos y sospecha hacia las víctimas. Yo creo que Urkullu ha sido sincero y es una crítica demoledora hacia sus antecesores y hacia muchos de sus colegas actuales. Le honra. Por esa vía, la reconciliación en Vascongadas será posible. Si hay algo sencillo en esto es distinguir la sinceridad en una petición de perdón. Pues bien, las disculpas de Urkullu parecen sinceras. Más difícil es el cambio de actitud, porque claro, en principio se puede decir, y así se dirá y se hará, que un nacionalista puede pedir perdón a la víctima, de verdad, y seguir en sus trazos y en sus trazas independentistas y antiespañolistas. Se puede decir, claro, pero no es verdad. Al final, el yihadismo es hijo del islam, hijo bastardo, ciertamente, pero hijo al fin. Y por mucho que nos empeñemos no podemos separar el fanatismo fundamentalista de la doctrina musulmana. Por las mismas, no podemos separar el independentismo vasco de los nacionalistas presuntamente pacíficos, y su odio a España de los asesinos etarras. Me gustaría, pero no puedo. Porque lo uno lleva a lo otro; pero, sobre todo, porque lo uno llevó a lo otro. De paso, ha quedado hasta hoy toda la soberbia independentista, toda la inclemencia con el débil, toda la sospecha sobre el inocente y todo el odio contra lo español. Esa herida no se cura en un día, pero Urkullu ha dado un paso de valiente y las víctimas han comprobado que sus disculpas son sinceras. ¡Enhorabuena, Urkullu!, enhorabuena. Eulogio López eulogio@hispanidad.com