Amanda Mars, corresponsal de El País en Washington está preocupadísima porque Donald Trump, ese pérfido machista, ha planteado suprimir las subvenciones clínicas a los abortorios e incluso que informen a las mujeres de cómo abortar.
Es más, la deriva ultra-conservadora en estados como Mississippi, Iowa o Kentucky podría provocar -¡Qué horror!- que el derecho a la vida llegara hasta el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Y entonces, ¡quién sabe si el aborto sería prohibido en Estados Unidos y comenzara una época de oscuridad en el planeta tierra. ¡Ay Señor, qué vida esta!
Ahora tiene que prohibir la financiación de abortos vía instituciones internacionales, como la ONU y la Planned Parenthood
Señoras y caballeros: ¡Qué viva Donald Trump, el presidenta más provida de los Estados Unidos! ¿Por qué puñetas hay que financiar el asesinato más infame, el más cobarde, contra el ser más inocente y más indefenso, el concebido y no nacido?
Trump empezó retirando las subvenciones públicas norteamericanas a la promoción del aborto en el exterior.
Eliminó subvenciones para el aborto en el exterior y ahora va a por el interior. Lógico y natural. Insisto, ¿por qué el crimen más cobarde debe estar subvencionado?
Y la utilización de embriones humanos como cobayas de laboratorio
Es más, le pongo deberes para este defensor de la vida. Ahora, a Trump le quedan tres cosas por hacer:
- Retirar las subvenciones a los organismo internacionales que chupan del erario público norteamericano para perpetrar abortos en el mundo. Por ejemplo, la Planned Parenthood, tan apreciada por Obama y los Clinton.
- Que no se financien los experimentos con embriones humanos y su utilización como cobayas de laboratorio.
- Nada de reducir el aborto: prohibir el aborto de forma total y definitiva, de la misma forma que se prohíbe el asesinato. Y también los anticonceptivos abortivos… que hoy son, de forma potencial, todos y cada uno de los que se venden en el mercado.
Finalmente, o primeramente, prohibir el aborto y los abortivos
Eso sí abriría una nueva era en el mundo. La era donde recuperamos el primero y más fundamental de todos los derechos, el derecho a la vida. Y también, la era en la que dejamos de ser unos cobardes que se ensañan con el más débil.
¡Qué viva Trump! Dios escribe derecho con líneas torcidas. A lo mejor es este el hombre señalado para devolver al mundo el derecho a la vida, sin el cual… no existe ningún otro derecho.