La clase política española produce una cierta vergüenza ajena pero algunos sespean. Inés Arrimadas, se ha referido hoy a la ruptura de Vox con la siguiente respetuosa y elegante frase: “Vox puede decir misa… nunca mejor dicho”. ¡Pero qué chica más laica y progresista! ¡Yo es que me mondo! Perspicaz y graciosa, dotada con un gran ingenio dramático. Y doña Inés se ríe de su propia gracia. Picarona…
Luego llegó ZP, quien pide pero no pide, pero sí que pide, un indulto para los separatistas catalanes. Con todo el respeto hacia el Tribunal Supremo, que aún no ha emitido sentencia, es decir, choteándose del Tribunal Supremo. Porque él es un “militante del diálogo”.
Carmen Calvo asegura que Ciudadanos y el PP han sido arrastrados a la extrema derecha. O sea, que PSOE y Podemos son de centro
Tres. Carmen Calvo: según la inteligentísima vicepresidenta en funciones, PP y Ciudadanos se han dejado arrastrar por Vox hacia la extrema derecha, “abandonando la centralidad de la política”. Es decir que, a estas alturas, Podemos, socio preferente, ya no es izquierda constitucional, ahora es un partido de centro.
Mientras, Manuel Valls, el masoncete fracasado, seguirá incordiando: propone crear un partido bisagra, como regulador e inspector de los buenos oficios progresistas tanto de Albert Rivera como de Pedro Sánchez.
Mientras, Manuel Valls, el masoncete fracasado, seguirá incordiando: propone crear un partido bisagra
Con esta clase política, de tanta altura intelectual y grandeza humana, lo mejor es emigrar al Congo.