- Bajo el eufemismo "yo tengo derecho a".
- A lo que se une el ataque a la propiedad privada, bajo la gran mentira de que lo bueno es lo público… que es de todos".
- Y bajo la creación de megaempresas que destrozan la única empresa que ha hecho al hombre libre: la pequeña empresa familiar.
- En lo de pequeña propiedad privada, lo de privada importa, lo de propiedad más, pero, lo más importante es lo de "pequeña".
Lo cuenta Hilaire Belloc: "La misma esclavitud pagana, de carácter absoluto, que parecía esencial a la sociedad civilizada, se disolvió porque era incompatible con la doctrina católica. No fue directamente condenada por la Iglesia pero indirectamente se demostró incapaz de vivir en una atmósfera no pagana. Tenía que ser modificada. Y una vez que comenzó a serlo había comenzado su largo camino hacia la disolución. El esclavo se convirtió en siervo y el siervo en campesino". Ojo, campesino, aquí, significa propietario. Era la pequeña propiedad que le otorgaba libertad, porque no dependía de terceros sino de su propio trabajo. Luego llegó el industrialismo y, más tarde, siglo XX, el financismo, que es mucho peor para la pequeña propiedad privada que el industrialismo. Y así está sucediendo hoy lo que también predijo Belloc: "en tanto la sociedad se está sumergiendo hoy de nuevo en el paganismo, del mismo modo la esclavitud comienza a reaparecer en las misma leyes que regulan el trabajo". Y así es, lo que nos admitiríamos en las relaciones de familia lo hacemos bajo un contrato de trabajo, en condiciones de explotación que no entendemos se conculquen nuestros derechos. El ambiente pagano, a efectos económicos se rige por la frase: "yo tengo derecho a…". Sin embargo, resulta llamativo que en esta era de los derechos interminables (tenemos derecho a todo) aceptemos una explotación laboral que, aunque perfectamente legal, tiene trazos de la antigua esclavitud. Y, por supuesto, se trata de un modelo que odia la pequeña propiedad privada, la empresa familiar y a los autónomos. Es decir, a los hombres libres. Pero la pequeña propiedad privada no gusta ni al socialismo ni al capitalismo. Porque en lo de pequeña propiedad privada, lo de privada importa, lo de propiedad más, pero, lo más importante es lo de "pequeña". Primordial. Pero ya lo saben: vuelve el paganismo, ergo vuelve la esclavitud. Eulogio López eulogio@hispanidad.com