• El obispo de Cádiz prohíbe al transexual Alex que apadrine a su sobrino. Que se atenga a las consecuencias.
Decíamos ayer que el transexual Alex, residente en tierras del sur, se había mostrado generoso y no denunciaría a su obispo ante los tribunales por negarle la condición de padrino en el bautismo de un sobrino, suyo. Hombre, sí, dignidad obliga, Alex hizo dos cosas:
  1. Anunció que iba a ser padrino no de uno, sino de dos sobrinos.
  2. Exigió al obispo de Cádiz, Rafael Zornoza, que pidiera perdón en público por su lamentable actitud.
El teólogo Alex no dejó de rememorar al Papa Francisco para hablar de los nuevos tiempos de la Iglesia. Y, al parecer, siempre según don Alex, el obispado había cedido. Probablemente lo hizo para evitar más escándalo e intentar reconducir a la oveja perdida. Pero lo que hizo muy requetebién el obispo Zornoza es remitir una consulta la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, al Vaticano, pidiendo criterio. Y el criterio llegó y de forma firme, mismamente desde los despachos de la Primavera de la Iglesia: ¡Ni de coña, tío! Un tipo que hace burla expresa de la doctrina de la Iglesia no puede pretender ser ejemplo, modelo y maestro de una criatura a la hora de educarla en la fe. Alex, campeón, te quedas sin patrocinio y sin padrinazgo. Y esto es bello e instructivo. Porque ahora Alex se verá obligado a querellarse, no ya contra el obispo, sino con el mismísimo Pontífice y con todo el Estado de la Ciudad del Vaticano. ¡Al banquillo con ellos, Alex: no habrá perdón! Eulogio López eulogio@hispanidad.com