El nuevo Banco de España del gobernadorísimo Escrivá nunca dejará de sorprendernos. Ahí tienen un formidable comunicado donde el más prestigioso Servicio de Estudios económicos de España nos informa de una conclusión portentosa: las estadísticas son fiables. Entre paréntesis, añade el exministro: "las oficiales", naturalmente, las privadas no son nada fiables. Si lo sabrá él, que hizo muchas en el muy privado Servicio de Estudios del BBVA. Pues eso, que ahora nos hace llegar un comunicado, sí un comunicado en toda regla, del instituto supervisor para explicarnos que todo lo que no sean estadísticas oficiales, en estos tiempos de bulos, casi todos ellos procedentes de la derecha que critica a Sánchez, ni caso. Es a ellas a la que debemos atenernos y no a los hacedores de bulos, que no paran.
Sobre todo, porque la contabilidad es una ciencia exacta: dice exactamente lo que uno quiere que diga
Un sabio de la talla de Escrivá tiene toda la razón. Nosotros nunca hemos sospechado de las estadísticas, sólo de los estadísticos. Sobre todo, en orden a aquel apotegma que asegura que la contabilidad es una ciencia exacta: dice exactamente lo que uno quiere que diga.
Mismamente, recuerdo la ocasión en la que, siendo ministro de la Seguridad Social, una periodista de Hispanidad le preguntó por qué, si las cosas iban también en materia de creación de puestos de trabajo, si España creaba tanto empleo, resulta que seguíamos -al igual que ocurre ahora mismo- siendo el país con más paro de toda la Unión Europea y de toda la OCDE, es decir. de todo el mundo occidental. Todo ello según las estadísticas, muy oficiales, del propio ministerio del trabajo y del propio ministerio de la Seguridad Social.
Don José Luis enfadó mucho y empezó a divagar sobre la historia económica de España. Se me olvida decir que ya llevaba más de cuatro años el amigo Sánchez en el Gobierno y Escrivá como ministro de Seguridad Social. Pero el gobernador tiene toda la razón: físico de las estadísticas oficiales, también de un buen número como la mayoría, de las estadísticas cribadas… Pero, eso sí, no se fíe nunca de los estadísticos, sobre todo, no se fíe de Escrivá. O mejor, dícese de sus cifras que no de sus interpretaciones de las cifras.