La foto es de febrero de 2024. La rojísima nueva presidente de México, Claudia Sheinbaum, del país hispano más poblado del mundo, con 120 millones de habitantes, además de apoyar y ayudar al M-19, un movimiento ultraizquierdista, de carácter terrorista disfrazado de guerrilla urbana, tuvo tiempo, a punto de iniciar su campaña para las Presidenciales de México, de reunirse con el fondero más importante y más figurón del mundo mundial: Larry Fink el jefe de BlackRock.
Los dos están muy sonrientes, lo cual tiene su aquel, porque, en principio, se trata de dos extremos puros del espectro ideológico: capitalismo y comunismo marxista. Sin embargo, si lo piensan bien, no es para tanto: en efecto es el Nuevo Orden Mundial (NOM), al que ambos pertenecen y obedecen, es una creación capitalista, norteamericana y neoyorquina, a la que le vienen de miedo las querencias progres, del feminismo radical, y la ideología de género, en su totalidad manifiesta. Los dos, capitalismo y socialismo coinciden en su desamor hacia la Iglesia y los dos viven del dinero de los demás: Larry Fink, del dinero de sus partícipes y Claudia Sheinbaum del dinero de los contribuyentes.
Y ambos son grandes: sea el mayor fondo del mundo o sea un Estado. Y los grandes, sean privados o públicos, siempre se alían para destruir a lo pequeño: al individuo y a la familia.