Con la orgía del reconocimiento del Estado palestino, se nos ha olvidado Gibraltar. Los británicos se lo toman con calma, especialmente ahora que, según la diplomacia española, hay que esperar a las elecciones europeas.
Ahora bien, al equipo Albares no le gusta que se le recuerde el pequeño detalle de que Gibraltar, además de una colonia ominosa en el seno de Europa, además de usurpar las aguas territoriales españolas, además de ser un refugio para narcotraficantes marroquíes, además de ser utilizado para burlar las normas del espacio aéreo europeo, además de ser el basurero donde los ingleses depositan la abusa de sus submarinos nucleares... es un paraíso fiscal.
Ojo, no según España sino según la Unión Europea. Pero nadie dice nada. ¿Para qué?
Insistimos: de lo único que hay que hablar con los ingleses sobre Gibraltar es de soberanía, que es española, y que se marchen cuanto antes mejor. Y armas hay para hacerlo: bastaría con cerrar la verja y dar trabajo a los miles de españoles a los que explotan en el Peñón cada día.
Porque aquí, España puede jugar dos papeles: el de víctima que protesta y presiona contra la injusticia o el del idiota al que orinan y dice que llueve. Me niego a concluir cuál es la postura del presidente Sánchez y de su ministro Albares. Adivínenla ustedes.