Insisto: hay que parar a Google. Ahora, el buscador, parásito, ladrón y censor global, ha censurado a Tradición Viva, que no es un grupo ultra sino tradicionalista católico. El problema de Google, con serlo, no es que haya arrebatado la publicidad y por tanto laminado a toda la prensa mundial. Más grave es que en la sociedad de la información, donde Internet es la infovía de comunicación, sólo se dice lo que Google permite que se diga. Esto sí que es grave.

Lo que no le gusta a Google, lo políticamente incorrecto, por ejemplo lo cristiano, simplemente no existe. Bueno, queda relegado al tráfico directo en la red. El problema es que la red es tan grande que todo el mundo busca a través de Google. Ese es el éxito de este buscador convertido en monopolio global… y esa es nuestra desgracia. 

Esta claro que hay que trocear Google pero nadie se atreve a hacerlo.