Si hay algo más grave que la corrupción propiamente dicha de cualquier gobierno es la de los socios que la toleran, la camuflan y hasta se vuelven cómplices encubridores. Por eso, la corrupción sanchista, que ni se avergüenza ni cambia de bando, se ha ganado un acrónimo nuevo al vademecum de siglas: CICC (coalición de investidura cómplice de la corrupción). 

Esta coalición fue contundente contra la del PP en su moción de censura pero blanquea la del PSOE aún habiendo superado todos los listones. A todos los casos ya conocidos e investigados en los tribunales de corrupción en el gobierno, en el PSOE y en la familia de Pedro Sánchez, todos ellos consentidos por los socios de investidura, hay que añadir los confesados últimamente por Víctor de Aldama ante el Tribunal Supremo cuando declaró que a petición de Jose Luis Abalos se tenía que pagar el 1,5% de comisión al partido socialista. 

Aunque no era el 3% de Pujol, el PSOE nos devuelve al pasado convertido ahora en un partido cada vez menos socialista, obrero y español y en su lugar más sanchista y franquista por la obsesión de recordar al dictador “socialista” con objeto de desviar la atención delictiva de tantas causas abiertas.

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Por mucha menos corrupción habría caído el ejecutivo entero en otra democracia Occidental, como así sucedió con Mariano Rajoy y su gobierno del PP en el 2018 gracias a esa misma coalición progresista que iba a ser ejemplar pero que copula con la derechona ultranacionalista, volviéndose responsable  poco tiempo después del desgobierno actual. 

Lo más grave de todo a estas alturas es el consentimiento y la complicidad tanto explícita como implícita de la coalición de investidura a la generalizada corrupción institucional, del gobierno, de la familia y del PSOE. 

La CICC practica como los islamistas el “disimulo” (taqiyya) de la corrupción socialista con todas las formaciones que sustentan a Sánchez en el arco parlamentario (golpistas, fugitivos, terroristas, totalitarios comunistas y abusadores de género): Sumar/Podemos, Junts, ERC, Bildu y PNV entre otros. 

Estos se llenaron y se llenan aún hoy en día la boca contra la corrupción de otro signo e insultan de fachosfera a todo aquel que la denuncia, pero toleran como buenos cómplices sin rechistar la del gobierno, partido y familia sanchista, para no perder la poltrona, sus privilegios así como la oportunidad de destruir España por dentro.  

La actitud de la CICC mirando para otra parte y camuflando con descaro el hedor de la corrupción como hacen los yihadistas con su Sharia no tiene precedentes en la Europa Occidental. Sí en la oriental del extinguido Pacto de Varsovia con la URSS a la cabeza por consentir -como hoy ocurre en España con Sánchez- la malversación y despilfarro del dinero público, el abuso de poder del partido (encubierto de socialista y demócrata con rostro humano), la nula división de poderes y el aporreo a los disidentes en todos los antiguos países comunistas del Este: desde la ex-RDA, Polonia, Checoslovaquia, hasta Hungría, Rumania, Bulgaria, Yugoslavia y Albania. No hay que olvidar que Pedro Sánchez se ha erigido en adalid de la transparencia y pulcritud ética desde la Internacional Socialista (IS) que preside. Toda una tentación.  

El robo descarado, pese al indulto y la amnistía en España, no sólo es a parados, obreros, pobres, jubilados, agricultores, transportistas, enfermos de cáncer, ELA y Covid, sino también a damnificados por la DANA con la Cruz Roja de por medio y a millones de españoles honestos sin múltiples cuentas corrientes que depositaron su confianza en las donaciones y en los poderes públicos fueran del signo político que sean. 

No pocos cómplices del Tercer Reich fueron juzgados en Nüremberg tras la II Guerra Mundial. Algún día los mismos cómplices que integran la CICC también merecerán su castigo histórico, político, electoral y hasta que puede penal por no encararla sino por el contrario encubrirla, taparla y negarla al afectar al estado de derecho, la democracia, la integridad de las instituciones y  sus contrapoderes. 

La misma justicia que exigía la CICC a los autores de delitos por violencia de género, pedofilia y fraude contra la hacienda, se la ocultan a los sospechosos en fase de instrucción tantas veces denunciados por soplones y la prensa de la fachosfera.  

Habrá que ver qué cara ponen cuando en las próximas elecciones defiendan la lucha contra la corrupción sabiendo que desde la coalición de investidura han tolerado, complacido, negado, blanqueado, encubierto, disimulado, consentido, indultado, amnistiado y un largo etcétera uno de los delitos más graves (después del golpe de Estado) de todos los tiempos en España, por no decir de Europa

Uno de los riesgos de transigir desde las filas de la coalición con la corrupción gubernamental en España es que como en las guerras se perpetúe la irracionalidad y el abuso al perderse todo argumento de cordura salvo el de mantenerse a toda costa en el poder tras la fachada de una falsa y retorcida democracia.

Habrá que ver qué cara ponen cuando en las próximas elecciones defiendan la lucha contra la corrupción sabiendo que desde la coalición de investidura han tolerado, complacido, negado, blanqueado, encubierto, disimulado, consentido, indultado, amnistiado y un largo etcétera uno de los delitos más graves (después del golpe de Estado) de todos los tiempos en España, por no decir de Europa.

Pero no pasa nada. El PP a lo suyo y en vez de exprimir a los cómplices de investidura del socialismo corrupto por tierra, mar y aire en el saqueo de España, pacta con ellos en ocasiones en determinados territorios dándoles más cuerda. La CICC, como si no fuera con ellos,  se ha propuesto durante el 2025 unirse a festejar la muerte en cama de Franco, “ese hombre”, que tan socialista él se ha erigido en el comodín del sanchismo para encubrir la corrupción en las citaciones judiciales. 

Algún día se estudiará en la Universidad, no la reducción de la jornada laboral de la vicepresidenta comunista Yolanda Díaz impuesta con los sindicatos subvencionados sin el apoyo de la patronal, sino cómo una democracia que fue ejemplar en Europa se ha vuelto totalitaria en nombre de un socialismo franquista y su coalición de investidura que adulan al líder de los embustes, trapicheos, enchufes, presuntos enriquecimientos ilegales y financiación irregular del partido, por un puñado de cargos políticos bien remunerados.

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Ni los espías acostumbrados al empleo de tantos acrónimos podrían decirlo más claro. Markus Wolf (Mischa), el espía de la ex RDA  más famoso del Pacto de Varsovia en la guerra fría que creó la red de los “agentes Romeo” para seducir a  secretarias de ministros y empresarios occidentales, manejó acrónimos como nadie para cifrar mensajes secretos. Los nuestros han dejado de usarlos para sustituirlos por descarados whatsapps en abierto. Por qué será que la torpeza es propia de aficionados metidos a política sin moral.

El secreto más evidente en España es que el negacionismo y la corrupción blanqueada por la CICC menoscaba la democracia y la convivencia. Cuando reaccionemos y los accionistas emocionales del socialismo y la izquierda en general que son los que gobiernan hoy se den cuenta, tal vez sea ya demasiado tarde por haber guardado silencio tanto tiempo y nos toque derribar otro muro mayor que heredamos de la guerra fría: la falta de confianza en siglas (de partido), abreviaturas y acrónimos, mientras los problemas como las DANAS siguen su curso destructor sin previo aviso.

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@ignacioSLeon