La meme, una vez más, describe la realidad de la decadencia de Occidente. El mal no está en Moscú sino en nuestra propia casa, pero ahora el malo no son los nuestros sino los rusos, que están masacrando a los ucranianos.

Chamberlain vuelve. Habrá que insistir: ceder ante la fuerza bruta es un proceso que no tiene fin. 

Putin amenaza ahora a Suecia y Finlandia, y mañana lo hará con Polonia, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía o Bulgaria. 

Y es que los ucranianos piden ayuda y les ofrecen sanciones económicas, un arma de destrucción masiva que seguramente parará los tanques y los misiles rusos.

El problema no está en Madrid, está en Bruselas y en Washington

Vladimir Putin se ha dado cuenta de que Occidente no está dispuesto a arriesgar nada por defender no ya sus principios, tampoco sus intereses, ni siquiera su confort.

Piensen en esta imagen: la gente se escandaliza por Ucrania, pero no porque Biden esté financiando y promocionando el aborto en todo Occidente. Porque ambas cosas son una sola cosa, la misma cosa.

Miren ustedes, la única manera de hacer frente a Vladimir Putin es declararle la guerra a Rusia. Ahora, si cuando colocó 100.000 soldados en la frontera ucraniana le hubiéramos colocado otros 100.000 enfrente, Putin no sólo no habría invadido Ucrania, sino que, además, se pensaría dos veces cuál debería ser su actuación en el futuro.