Así se lo escuché a un carlista y me sorprendió: ¿la guerra de Israel y Hamas no es nuestra guerra? ¿Un conflicto que se ha convertido en un banderín de enganche en el mundo entero y que parece exigir afiliarse a uno u otro bando? ¿Nada menos que un conflicto que puede convertirse en global?
Pues vista la polémica en Occidente, ahora estoy convencido. En efecto, la guerra entre musulmanes y judíos - pues de una guerra religiosa estamos hablando- no es nuestra guerra, la guerra de los cristianos. Es cierto que, al fondo, está Jerusalén y que los cristianos palestinos son perseguidos violentamente por los musulmanes palestinos y ninguneados por los judíos.
Ahora bien, no es nuestra guerra. Al principio me pareció que los carlistas exageraban, ahora veo que tenían razón.
Eso no quiere decir que debamos dar razón a los israelitas, que no han empezado la batalla frente a los palestinos que utilizan a sus mujeres e hijos como escudos humanos. Pero de ahí no paso.
Nuestras guerras son la de los cristianos armenios sometidos a limpieza étnica en su propia casa, la de los católicos africanos perseguidos por los musulmanes con saña indecible o la de los sacerdotes nicaragüenses encarcelados por Ortega. De esa guerras los medios occidentales, los de la civilización cristiana, hablan pcoo y de de forma cansina, aburrida. Les resulta un asunto cansino: las víctimas sólo son cristianos.