Gabriel Rufián se negó a responder durante una rueda de prensa a un periodista que le preguntó sobre lo que aportaría ERC a la nueva Ley de Mordaza. El diputado repetía en bucle -como viene siendo habitual en el político ante periodistas de EDA TV y ahora de 7NN- : «No participamos de burbujas mediáticas de la ultraderecha». Así, se pasó dos minutos, mientras el periodista Josué Cárdenas de 7NN, una televisión conservadora y católica, volvía a repreguntarle con educación.

Llama la atención el silencio de la presidenta del parlamento Meritxell Batet ante la censura de Rufián, Echenique o Errejón a unos periodistas sí y a otros no. Hay que recordar -especialmente a la señora Vehí de la CUP- que los periodistas que acuden a ruedas de prensa están acreditados por Moncloa para asistir a las ruedas de prensa y desarrollar su trabajo. Por lo que, si no se les va a responder ¿para qué se les acredita? o, más aún, si diputados no van a contestar a las preguntas que se les planteen, ¿para qué convocan las ruedas de prensa? 

Y aún más, ¿qué pasan con el resto de periodistas que asisten a estas negativas de diputados a responder a sus compañeros? ¿Y si mañana les ocurriera a ellos?

Por cierto, no sólo censuran los diputados, ahora se da un paso más, como el de la responsable de prensa de ERC -otra Meritxell- Meritxell Barrionuevo quien se permite recordarle a Josúe Cárdena qué puede o no puede decir. ¿Quién será el siguiente en dictar a los periodistas qué deben o no decir? 

Y, por cierto, en Hispanidad nos seguimos preguntando -una vez más-, ¿tiene algo que decir, por ejemplo, la Asociación de la Prensa de Madrid o la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE) ante la negativa a responder a periodistas por parte de diputados del Congreso? Ya que la institución cuenta con un tribunal de Honor para perseguir el mal ejercicio de la profesión periodística ¿no debería también pronunciarse al respecto para defender a quienes se limitan a ejercer su trabajo? 

Los que sí se han pronunciado ante la censura a periodistas en Moncloa han sido los tuiteros.