Japón quiere que los jóvenes beban más... alcohol. Sí, han leído bien. Ha lanzado la campaña ‘¡Viva el sake!’ para recibir propuestas de personas de entre 20 y 39 años que incentiven a beber sake, shochu (un destilado de cebada, boniato o arroz), whisky, cerveza o vino.
El país nipón ha visto como las personas beben menos en 2020 que en 1995, pasando de 100 litros a 75, y la pandemia del Covid-19 ha influido. Esto ha reducido los ingresos tributarios sobre el alcohol a sólo un 1,7% del total de ingresos fiscales, frente al 3% de 2011.
A Japón le inquieta el menor consumo de alcohol... y la menor recaudación, claro está. Y más cuando la inflación está al alza, como en tantos otros países (se ha situado en el 2,4% en julio, su máximo en siete años y medio), aunque su PIB ha crecido un 2,2% anual en el segundo trimestre y un 0,5% trimestral, gracias al mayor consumo privado. Pero la natalidad ha bajado, hay envejecimiento de la población, el país lidera el ranking mundial en esperanza de vida y el Banco Mundial estima que el 29% de la población tiene 65 años o más, y por eso que el consumo de alcohol sea menos popular entre los jóvenes no gusta y preocupa.