Viernes 22 de Octubre día de San Juan Pablo II, el tercer Papado más largo de la historia. Hablamos de un polaco nacido en 1920 y muerto en 2005, Karol Wojtyla, que detuvo la Gran Tribulación, esa en la que ahora mismo nos encontramos. Más que detenerla, que a lo peor es imposible, la ralentizó.
Primero tumbó el comunismo soviético, la tiranía que esclavizó a la humanidad durante todo el siglo XX, con la sola fuerza de su palabra… y de la Santísima Virgen, que no en vano su lema papel era “todos tuyos”. Recuerden que la marca de los católicos más viriles es el amor a la Madre de Dios.
Su gran obra, el catecismo de 1992; su teología, la Misericordia de Dios que antecede al día de la justicia
Pero, sobre todo, Wojtyla cambió la historia porque aclaró la doctrina, aclaró la filosofía y aclaró el mundo. Desde su muerte, puede decirse aquello que expresó Chesterton, precisamente en su lecho de muerte: Ahora todo está claro entre la luz y la oscuridad y cada cual debe elegir”.
Es curioso, pero una de las notas distintivas de San Juan Pablo II es que no castigó a nadie pero enseñó a todos. Le encantaba mostrar el camino a seguir pero odiaba dar órdenes. Quienes le conocieron, aseguran que terminaba siempre sus parlamentos, sus direcciones espirituales y sus confesiones, con la siguiente frase: “Pero eres tú quien debe elegir”. Su sentido de la libertad humana, la libertad de los hijos de Dios, era increíble.
Aclarador del mundo: Wojtyla redactó el catecismo en vigor (1992), puso orden entre tanto desatino clerical y laical. ¿Detuvo la gran tribulación? Insisto: no, pero la ralentizó y sobre todo, sus 27 años de pontificado puede resumirse en que, a partir de 2005, cada palo debe aguantar su vela. No cabe alegar ignorancia.
No castigó a nadie pero enseñó a todos. Terminaba siempre con la misma frase: “… pero eres tú quien debe elegir”
Su gran obra fue el Catecismo de 1992, pero su telología fue la Fiesta de la Divina Misericordia, cundo canonizó a Santa Faustina Kowalska, en cuya festividad murió. El hombre con fama de polaco duro y de perfiles afilados, sabía que Dios es justo y misericordioso a un tiempo y que, como expresara Santa Faustina Kowalska, antes de que llegue la hora de la justicia aprovechemos la era de la misericordia. Con su lema, hoy conocido en todo el mundo: “Jesús, en Vos confío”.
Desde Juan Pablo II hasta 2021 no sé si las cosas van mejor o peor: pero sí están más claritas… para todos.