Para mí es, ante todo, Marcelo Gullo, el autor de Madre Patria, es decir, el argentino que nos enseña a ser españoles. Por partida doble, porque cuando Gullo advierte que España está en peligro de muerte no sólo está recordando la evidencia de que el sanchismo, dando pábulo a los separatistas, está rompiendo España -para eso no se necesita ser muy avispado- sino que, además, de hablarnos de la España rota nos habla de la España roja.
Vuelvo aquí a recordar al cardenal Antonio María Rouco, cuando aseguraba que la unidad de España era un bien moral.
Ya he reconocido en estas pantallas que en un principio no entendí la sentencia del exobispo de Madrid y hasta discrepé abiertamente de ella. Pero luego comprendí que Rouco no estaba ejerciendo de gallego, sino de intelectual de fuste. En efecto, la unidad de España, lo que no puede decirse de casi ningún país europeo, es un bien moral porque ningún país como España, ni tan siquiera Francia, Portugal o Italia, son fruto del cristianismo, como lo es España. No digo que seamos mejores católicos. De hecho, en 2023 España vive en plena apostasía general. Digo que otros países hubieran existido sin la civilización cristiana: España no. Por eso, San Juan Pablo II nos llama Tierra de María.
Pues bien, decir que España está en peligro de muerte es lo mismo que decir que la civilización cristiana esté en peligro de muerte, Y el historiador Gullo no es de los que hablan por hablar. Es más le conozco bien como para saber que lo que más le enerva es esa forma de mentira llamada exageración.
Y entonces es cuando creo que debemos tomarnos en serio lo de que España está en peligro de muerte, esencialmente cuando Pedro Sánchez asegura que “esta es la hora de la democracia”.