María Jesús Montero, titular de Hacienda, siempre me ha parecido una de los ministros más capaces del Gobierno Sánchez, de las pocas y pocos. Mentirosa como un trilero de Sierpes pero inteligente y sin necesidad de herir, porque su 'labia' es poderosa.
Pero en el internado sanchista, tras un lustro con el profanador en el poder, Marisu ha resultado abducida por esa riada viscosa y un tanto repugnante que llamamos Sanchismo, mezcla, no de mentiras, eso se queda corto, sino de la vil transformación de la mentira en verdad y de la verdad en mentira, que es mucho peor.
Ejemplo: el pasado miércoles 20, tras conocerse el embustero y chapucero ataque del gobierno a Telefónica, con la única opción de mandar en una compañía privada con el dinero público, Marisu alegó dos razones:
Con el PP se malvendió la empresa. En primer lugar, es falso: Aznar no malvendió la empresa. Además, la privatización comenzó con el PSOE de Felipe González. En segundo lugar, ahora, con Sánchez, no se ha malvendido, se ha malcomprado, que es peor, tal y como explicaba ayer Pablo Ferrer en Hispanidad.
Pero lo que no te perdono, Marisu, bonita, es que justificaras la expropiación de hoy con el argumento de que la privatización la llevó a cabo un tal Rodrigo Rato, que ahora es reo de cárcel. Sólo los miserables hacen leña del árbol caído, Marisu. Además, ¿qué tiene ver la gimnasia con la magnesia? ¿Qué tiene que ver el privatizador con lo privatizado?
Te has encanallado, Marisu, y eso no es una buena noticia.