Mónica García, ministra de Sanidad, es una comunista semi-millonaria, un tipo de comunista como otro cualquiera, que cree en el poder de la publicidad. Así, ha decidido lanzar otra ley seca: no habrá publicidad de bebidas alcohólicas en bares situados a menos de 200 metros de un colegio.
¿Quién la habrá dicho a esta mujer que si suprimes la publicidad del alcohol también suprimes los botellones y las cogorzas de adolescentes? No hombre no. Para eso tendrías que prohibir, no la publicidad del alcohol, sino el alcohol mismo.
Estoy convencido de que cuando Moncloa pretenda prohibir las relaciones sexuales tempranas entre adolescentes (¡Ah, que no quiere!) prohibirá el paso de mujeres, o de varones, a 200 metros de un colegio.
En cualquier caso, a estos progres les encanta la Ley Seca... con el pésimo resultado que dio en Estados Unidos.
Por mi parte, sólo tengo que decir que el peor insulto del gran Chesterton era éste: ¡Malditos bebedores de agua!
A estos roji-progres les encanta prohibir.