En cierta ocasión me asaltó en una calle madrileña un hombre de Médicos sin Fronteras (MSF) para animarme a que me asociara a la conocida ONG. Le dije que no me caía muy simpática la organización. Me preguntó por qué. Le respondí que porque repartía abortivos y contraceptivos. Entonces giró el rostro y ya no me habló más. No hay que tener contactos con un fascista.
Médicos sin Fronteras cumplió 50 años de vida y me explican que cuentan con 44.000 empleados: es la ONG más famosa del momento. Indiscutible, definitiva, maravillosa.
Pues bien, yo digo que MSF es una ONG masoncilla y abortera. Así que ya lo saben: Dios nos libre de los filántropos.
Es más, MSF pertenece a esas iglesias laicas -la de los belenes laicos, que diría el inefable, José Félix Tezanos- para las que la manera más eficaz de acabar con el hambre es terminar con los hambrientos antes de que nazcan.
Y masoncilla, sí. De hecho, le encanta marcar distancias con la Iglesia y, si es posible, unirse a quien lleva la voz cantante a la hora de arremeter contra el Cuerpo Místico de Cristo
Por lo demás, estupendo, pero yo no colaboro con Médicos sin Frontera. Si como cristiano quiere colaborar con una ONG le aconsejo Ayuda a la Iglesia Necesitada.