El autónomo, o el miniempresario, está en caída libre con Pedro Sánchez. Las subidas de las cuotas sociales a los autónomos, la presión fiscal a los empresarios y un mar de burocracia para poner en marcha cualquier actividad, hace que en la España de hoy lo grande impere y lo pequeño no pueda sobrevivir.
La microempresa por antonomasia es aquella que cuenta con un sólo empleado. Pero un sólo empleado por firma son muchos empleados en el conjunto del país. Además, la microempresa tiene otras ventajas. El microempresario tiene espíritu de autónomo: es el hombre que se crea su propio empleo y el elemento más productivo de la economía. Es a quien habría que apoyar, a lo pequeño, no a lo grande.