Lo explica muy bien el padre Santiago Martín y ya hemos aludido a ello en Hispanidad. Pero, al parecer se hace necesario insistir en ello porque, una vez más, hay que recordar que no vivimos en la era del modernismo, la madre de todas las herejías, sino en la era de la blasfemia contra el Espíritu Santo. Ya no decimos que hay que combatir el mal pero sin extremismos, ahora decimos que ese mal que combatíamos, mejor o peor, es el bien. Ahora ya no defendemos la despenalización  del aborto ahora decimos que el aborto es un derecho con rango constitucional. 

Ahora bien, que un cardenal-arzobispo de la Iglesia Católica bendiga a una convención política, la del Partido Demócrata norteamericano, oiga, esto ya es demasiado. 

El arzobispo de Chicago, Joseph Cupich, bendijo a los demócratas de los aborteros Joe Biden, Kamala Harris y Barack y Michelle Obama... mientras en la puerta de la convención un abortorio móvil asesinaba a los seres humanos más inocentes y más indefensos. Y monseñor Cupich no dijo ni una palabra al respecto: norteamericanos, votad a Trump.