Fue una idea de Podemos, que se ejecuta justo ahora que la formación morada se ha quedado sin poder alguno. El caso es que comienzan a aplicarse los precios de alquiler obligatorio en las llamadas zonas tensionadas. Una medida comunista de fijación de precios y de extorsión a la propiedad privada que termina, ya está terminando, donde siempre acaban las medidas comunistas: el remedio es siempre que la enfermedad.
En definitiva, la reacción de los propietarios de vivienda ante este chantaje es... no alquilar su vivienda. Porque el propietario no se arriesga a que el inquilino le destroce el piso o, simplemente, se convierta en un inquiokupa. De esta manera, el problema de la vivienda se agrava y los precios del arrendamiento suben... justo lo contrario de lo que se pretendía evitar.