La legalización de la eutanasia nos está mostrando un mundo de posibilidades... para dejar de vivir. Desde el suicidio asistido, hasta el suicidio a domicilio -el que te ofrecen trabajadores sociales que van a tu casa y te preguntan si quieres seguir viviendo, como al enfermo de ELA Jordi Sabaté- hasta lo más innovador: Sarco, la maquina futurista para el suicidio asistido.

Tanta innovación nos recuerda -en otra línea argumental- al orgasmatrón de 'El dormilón' película de Woody Allen. 

 
El Gobierno de Suiza ha aprobado y legalizado recientemente una máquina diseñada para que las personas la empleen en casos de suicidio asistido.

Según DW, Sarco tiene forma de cápsula y es desmontable; es decir que se puede trasladar de un lugar a otro con facilidad. Para construirla, sus planos se pueden descargar de Internet e imprimirlos en una impresora 3D.

Su creador es el defensor de la eutanasia Philip Nitschke y su colega Alexander Bannink.

Tal como lo presentan, este ataud futurista produce la muerte sin dolor en cuestión de minutos. Su uso consiste en que la cápsula se llena de gas nitrógeno al pulsar un botón, que reduce rápidamente los niveles de oxígeno, haciendo que el usuario caiga inconsciente en un minuto, dijo Nitschke. Así, la persona no sufre asfixia ni experimenta angustia, dijo, sino que muere por la falta de oxígeno después de haberse quedado dormida.

Dado que se trata de una cápsula móvil, es posible recalcarla a cualquier lugar, señaló su creador, que además se refirió a la máquina como una forma de morir "elegante y con estilo”.

Pero desde que Nitschke presentó el concepto hace cuatro años, ha sido recibido con diversos grados de desconcierto y rechazo, y algunos críticos sostienen que el aspecto del Sarco es uno de sus mayores problemas.

El director del Instituto Kennedy de Ética de la Universidad de Georgetown, Daniel Sulmasy, afirmó que el elegante diseño de la cápsula, casi similar al de un coche de lujo, "glamuriza el suicidio”. Y no solo eso, descalificó el plan de Nitschke de publicar las instrucciones para su impresión 3D en internet, señalando que podría conducir al contagio del suicidio.

Otros detractores se muestran preocupados ante la posibilidad de que Sarco sea accesible para personas que no están en su sano juicio, o incluso niños. En otras palabras, que se haga un uso abusivo del producto.

Al respecto, Nitschke defiende que la cápsula es segura y que provocará muertes indoloras. Además, no espera sorpresas durante los ensayos en 2022 que se llevarán a cabo en una clínica suiza de suicidio asistido, con una media docena de voluntarios, señala.