Cuando Giorgia Meloni llevaba poco más de una semana siendo el Primer Ministro de Italia ya se vio envuelta en más de una polémica. Una de las que más bombo mediático tuvo fue su ddecisión de ser llamada 'Primer Ministro' en lugar de 'Primera Ministra'.
Los críticos con la decisión de Meloni afirmaron que se trataba de un retroceso y de una decisión que dañaba el feminismo, ¿tan débil es el feminismo de hoy en día que se sustenta en el uso del femenino en la gramática?
Lo curioso de todo esto es que expertos lingüistas de la Academia de la Crusca, el símil italiano de la RAE, aclararon que, si bien podría usarse el femenino, en ningún caso se considera un error la denominación escogida por Meloni.
Ahora la polémica en torno a Meloni vuelve a estallar, el diario italiano Libero dedica su portada al hombre del año a Meloni, con una imagen de la primer ministro. Por supuesto, la gran mayoría de medios, nacionales e internacionales, y los españoles incluidos, se han echado las manos a la cabeza y han bramado contra Meloni y el periódico.
Cómo se atreven a hablar con el género masculino y usar la palabra hombre para Meloni. El diario del medio consercador, Mario Sechi, ha justificado la elección: "En la sociedad del pensamiento débil, hemos premiado las ideas fuertes. En la confusión de roles, hemos puesto el énfasis en el 'homo', el ser humano. En el desbordamiento de la diversidad, hemos trastocado el género". A ojos de Sechi, Meloni ha "anulado la guerra de sexos".
"Hemos elegido a Meloni como hombre del año porque en primer lugar anuló la guerra de los sexos ganándola, pensando diferente, siendo divergente, superando la arrogancia de los hombres y el derrotismo de las mujeres. No rompió el techo de cristal, lo disolvió", agrega Sechi.
Cuando Meloni escogió ser llamada Primer Ministro lanzó un mensaje: basta de tonterías, ella es mujer y Primer Ministro de Italia, porque se trata de un cargo, en neutro, y va a ejercer como tal, sin sentirse más mujer o mejor Primer Ministro por denominarse Primera Ministra. Ahora Libero recoge el guante y, encima, la reconoce por ello, pero como la necedad se desborda en el mundo moderno, todos se rasgan las vestiduras ante tal tropelía.