El viernes 29, en uno de los traspasos de ministros más cursis que recuerdo, Nadia Calviño, que tras destrozar la economía española se dispone a destruir el Banco Europeo de Inversiones (BEI), eso sí, cobrando cinco veces más, calificaba de “hermana” a la trilera Marisu Montero, que ahora será la número dos del Gobierno, la número dos del PSOE y quien sabe si la mujer más mentirosa de España. En el entretanto, el nuevo ministro de Economía, Carlos Cuerpo, con perdón, participaba en el aquelarre de tiralevitas, lameculos -y lameculas-, chicharrones y adulones en uno de los espectáculos más denigrantes, en un lustro de sanchismo.

Pues bien, justo ese mismo día, cuando los embusteros de Montero, Calviño o Cuerpo hablaban del fulgurante éxito de la economía española, 24 horas después de que Sánchez sonriera beatíficamente ante los "profetas del caos”, el Banco de España emitía su última advertencia sobre la capacidad de financiación de la economía española, cuya conclusión, y no es cita textual de don Pablo Hernández de Cos, es que la economía española no va mal: va peor   

Habrá que recordar que uno de los conceptos más engañosos de la economía, es el de capacidad de financiación de la economía española. Y es que no debería hablar de capacidad, que es concepto positivo, sino de necesidad, que es concepto mucho más atinado. Porque de lo que estamos hablando es del déficit público real, que se ha disparado con un gobierno derrochón que ha financiado su desastrosa política con cargo a deuda pública creciente, bajo el lema de que “el que venga detrás que arree”. 

Pues ese mismo día, el del traspaso de los adulones, el Banco de España insiste en que el peligro es real y que la necesidad de financiación de la economía española se ha mucho más que duplicado en un solo año. Es decir, que Sánchez no encamina todo tieso hacia la ruina… más que nada porque las deudas, oiga usted, hay que pagarlas. 

Lo asombroso es que sigamos aceptando la propaganda monclovita, la más embustera de la historia democrática española, que nos dice que todo va bien, Calviño, de hecho, lleva cinco años diciéndolo con una espléndida sonrisa. Y encima, asegura que su gestión “pasará a los libros de historia”. Y nos lo dice sin anestesia. Hasta es posible que tenga razón: su gestión económica pasará a los libros de historia en el capítulo titulado: Todo lo que usted no debe hacer si quiere evitar la ruina de dos generaciones.