La Iglesia no depende del Papa, tampoco me refiero ahora a que la Iglesia depende -que sí depende- de Cristo. Para los que gustan de criticar a la jerarquía eclesiástica y sí, yo lo hago de vez en cuando, conviene recordarles que lo que pasa en la Iglesia, y por tanto en el mundo, es lo que queremos los cristianos que pase. El responsable de la Iglesia no es el Papa: somos todos y cada uno de nosotros. Si los cristianos funcionamos, la Iglesia funciona; si la Iglesia funciona, funciona el mundo. La historia no es más que la historia de la libertad, la libertad individual.
Pero el caso es que los rumores sobre la posible dimisión del Papa Francisco -si es que no esconden una amenaza real contra el pontífice- han sido desmentidos por el propio Francisco. La agencia Zenit citando a obispos brasileños que se han reunido con el Papa, asegura estas palabras del Pontífice: "No se me pasa por la cabeza renunciar. Quiero vivir mi misión hasta que Dios me lo permita". Recuerda aquella palabras de san Juan Pablo II, ya muy tocado por los atentados y por el Parkinson, quien siempre recordaba que Cristo no se bajó de la cruz.
Es curioso, tanto los llamados conservadores como los llamados progresistas quieren lo mismo: que Francisco se vaya. Pues lo peor está por venir
O como cuando el propio Wojtyla, ya casi terminal, recibió a un obispo español que, al ver el estado del pontifice, declaró, compungido:
-Santidad, creo que esta es la última vez que nos vamos a ver.
A lo que san Juan Pablo II respondió:
¿Qué te pasa? ¿Acaso te jubilas?
Volvemos a Francisco, mejor que no se jubile, porque dada la profanación permanente en que se ha convertido el templo de Cristo, mucho me temo que hay demasiados que desean, no ya el relevo, sino la muerte del actual pontífice para poder elegir a un Papa "conveniente", "acorde con los nuevos tiempos" y otras sandeces.
En tiempos de tribulación no hacer mudanzas. El único cambio que necesita la Iglesia es la conversión de todos sus miembros
Repito: no importa que Francisco me caiga simpático o antipático, porque no importa una higa lo que yo piense de Francisco. Ya he dicho que no es mi Papa más admirado. ¿Y qué? ¿Es que el Papa está para caerme simpático a mí?
Ahora bien, sí digo que la situación de la Iglesia en el momento actual resulta cuando menos preocupante y que este Papa, con todos sus errores, o los que yo pienso que son errores, es un Papa bueno y que, por tanto, en tiempos de tribulación no hacer mudanzas... también.
Mejor no hacer cambios porque lo peor puede estar por venir, Y vendrá, si no nos convertimos. Sin prisa, ahora.